Noche de estrellas

Las noches de verano eran insoportables dentro de la casa de la abuela. Regularmente extendíamos unos catres en el patio trasero junto a la higuera pero en las noches más calurosas tendíamos unas mantas en el techo donde casi no había mosquitos y la brisa se sentía más fresca. Cuando mis tías no estaban contando historias de terror y espantos, nos dormíamos escuchando el golpeteo de las vainas del árbol de guamúchil pegando unas con otras y que nos servía de ruido blanco para conciliar el sueño.

En la semi oscuridad por la falta de alumbrado público de La Segunda era muy fácil ver las estrellas y mi hermana y yo solíamos competir por ver quién contaba más. Tendidos de espaldas, yo siempre iniciaba de derecha a izquierda y de abajo hacia arriba, cerraba un ojo y apuntaba con el dedo: "1, 2, 3, venus, 5, 6, 7, 8, las 7 enanitas, 16, 17, 18, la cazuela, 26, 27...". Después de unos minutos mi hermana gritaba ¡Ya! y me preguntaba cuántas había contado.

- "58", le respondía,

- "65", me decía ella,

- "67", le contestaba en otra noche,

- "76" me respondía ella,

- "82", le decía y volteaba a verla extrañado,

- "90", y me volteaba a ver con una sonrisa.

Cuando pensé que me engañaba intenté engañarla yo también y si había contado 80, le mentía diciendo que había contado 86; si en otra noche había contado 103, le mentía de nuevo y le decía que había contado 124, la cosa es que siempre, invariablemente, ella siempre contaba más estrellas que yo, no recuero una sola ocasión que le haya ganado. Cuando lográbamos ver una estrella fugaz cerrábamos los ojos y pedíamos un deseo; me pregunto si alguna vez se le cumplió lo que pidió.

Posdata: Años después que nos mudamos de la casa de mi abuela a El Sahuaro, pegué en el techo de mi recámara unas estrellas de plástico que brillaban en la oscuridad. Muchos años dormí bajo las estrellas de plástico pegadas en la bóveda de concreto y acero. Más de 25 años después las estrellas de plástico siguen ahí. La foto del techo de mi cuarto en Hermosillo fue tomada por Richard.