Fuencarral 39, parte VI. “En los telediarios”
España no era el país de primer mundo que esperaba. Era 2010 y según había leído, la Unión Europea había declarado el acceso a internet como un derecho humano pero a Madrid no le llegó el memorándum y no había acceso gratuito al "güi fi". Incluso en Starbucks el password de acceso venía en el ticket de compra y duraba solamente una hora, además cada ticket tenía una clave diferente y solo se podía usar una vez por lo que no se podía compartir.
Todas las empresas, incluyendo las paraestatales como el metro, estaban en riesgo de quebrar. Uno de esos días estalló la huelga en el metro (subte dicen los argentinos) y tuvimos que montarnos en una guaga, como les decía nuestra amiga cubana, que venía a tope, justo como en los autobuses urbanos de nuestros países. Mis amigos Sudacas y yo nos volteamosa ver y entre concertanos y divertidos, nos sentimos por primera vez en casa, apretados, oliendo y sintiendo la humanidad de los epañoles que es igual de apestosa que la de los Sudacas, los Franceses y los Ingleses.
En los telediarios, en la prensa, en carteles pegados en vitrinas y paredes veíamos manifestaciones de odio contra nosotros, los Sudacas. Atrás había quedado el romance a primera vista de un empleo mal pagado en el continente Europeo, ahora los mismos españoles estaban luchando por esos empleos y había redadas de los agentes de inmigración por toda España, especialmente en Madrid. "No es xenofobia, es una reacción de miedo e inseguridad" se leía en un diario.
Aún con todo lo anterior, hicimos varios amigos, nos montábamos nuestros vaqueros y jerseys para irnos a tomar unos chupitos al bar. Somos Sudacas, nada nos detiene,ni las grandes distancias, ni el desierto ni el río, ni los muros ni las alambradas, ni los mares ni los océanos.