El Cora

¿Te puedo tomar una foto? El morro se chivea, voltea a su alrededor y me contesta “Arre”. Sus compañeros sueltan una risa burlona y entre gritos y chiflidos, se sube al barandal del muelle y me voltea a ver como preguntándome si estoy listo. Encuadro por el visor, su piel morena y el pelo quemado por el sol y la sal contrasta con el verde profundo del mar. Se tira. Uno de sus compañeros se acerca, ¿Para qué son las fotos?, ¿Para un revista? No, le contesto, me gusta tomar fotos. El año pasado vinieron unos y tomaron videos para la televisión…. a verla. Le enseño la pantalla. Tómame una a mi, yo me tiro mejores clavados que este güey. Enfoco. Disparo varias fotos mientras se tira.

El primer morro sube la escalera del muelle. ¿Cómo te llamas? José, me contesta. Camina al barandal y se sube. Pero me dicen Cora. Y se tira de nuevo. ¿Y tú? Le pregunto al otro. Yo soy el hijo de Julión Alvarez, me dice.¿Ah, si?, me sonrío. Sus compañeros se ríen y gritan ¡Que cante, que cante! …Me pasaba rogándole a María que formara parte de mi vida pero ella se hacía del rogar, del rogar, del rogar, y me volvía a lastimar, lastimar, lastimar… Se escuchan risas y chiflidos. A ver las fotos pues, me dice Julión. Se las muestro. Te dije, yo si me sé tirar clavados. El Cora y el Julión se tiran un par de veces más mientras les tomo fotos.

Mi tío hace viajes a la isla en panga, me comenta Julión. ¿Quieren ir? Le da la vuelta a la isla y les cocina unas lisas en la playa. No, gracias…. ¿Nos vas a pagar por las fotos?… No digo nada… ¿Nos vas a invitar unas cervezas? Me pregunta de nuevo mirando la hielera. No creo que estén en edad de tomar cerveza le contesto. Yo tengo 19 y el Cora 18. Los demás compañeros en el muelle le chiflan y le gritan “mentiroso”… “tiene 14”… “tiene 16”. ¡Sáquense a la verga! Les responde el Julión, y todos se ríen. No mames güey, bájale, reprende el Cora al Julión. Si no ayudas no estorbes puto, le grita enojado el Julión y se aleja. Anda foco, no le hagan caso, escucho a alguien decir.

¿Por qué te dicen el Cora? ¿Eres de Nayarit? Porque cuando estaba morro le pedía “coras”*  a los turistas. Pero, ¿Si eres de aquí? Soy de Guasave pero mi apá nos trajo de plebitos. ¿A pescar? El Cora se recarga en el barandal. Si, aguamala. ¿Y ustedes? Yo soy de Hermosillo, él es de Tucson. Si, se nota que es gringo. Pero habla muy bien españo, le comento, yo trabajé en Guasave hace muchos años. Trato de encuadrar sus manos que se aferran a la madera del muelle, entre verde, blanca y naranja de tantas capas de pintura resquebrajada. Esta muy piojo, comenta inquieto el Cora, no da, hay que hacerla de todo, de lo que se puede. Si, contesto, está cabrón. No se qué decir, pienso en lo que cuestan las cámaras que traermos y en su situación y no me salen las cuentas.

Después de varios clavados más, el Cora le grita a otros dos morros: ¡Fierro! Agarra unos huaraches y una camiseta amarrada en el barandal. En la noche nos vamos a juntar en la cancha de básquet. Vamos a hacer competencias de “lou raiders” para que tomen fotos. ¡Sale! Alcanzo a decirle mientras se aleja. Sus compañeros se acercan, me piden ver las fotos, se las muestro, se ríen, quieren que les tome fotos a ellos también. Lo hago. Posan flexionando los bíceps, se carcajean y burlan entre ellos. Hay varias personas tomando fotos con sus celulares. Familias. Hieleras. Picos de gallo, mangos, cocos. Se acercan unos niños a vendernos cacahuates. Risas, gritos, música. El muelle es una fiesta.

*Coras: Quartes, monedas de 25 centavos de dólar.